Como en toda explotación agropecuaria, el cultivo del olivo busca optimizar los resultados tanto en cantidad como en calidad de las aceitunas obtenidas.
Para ello es imprescindible elegir un sistema de cultivo que permita la rentabilidad económica de la explotación, cuyas diferentes modalidades analizamos a continuación, así como su repercusión en la calidad del Aceite de Oliva Virgen Extra, que es lo que más interesa al consumidor final.
Sistemas de cultivo
El olivicultor dispone de cuatro sistemas principales de cultivo:
- Cultivo de olivar tradicional mecanizable
- Cultivo de olivar tradicional no mecanizable
- Cultivo de olivar intensivo
- Cultivo de olivar superintensivo
El Sistema Tradicional es el más común en la cuenca mediterránea. Se basa en olivares antiguos con baja densidad de árboles, lo que requiere décadas para alcanzar su producción óptima.
El Olivar Tradicional Mecanizable se adapta a terrenos con menos del 20% de pendiente, lo que permite el uso de maquinaria. El no mecanizable se da en zonas con mayor pendiente, imposibilitando el uso de maquinaria y el cambio a sistemas más modernos.
El Olivar Intensivo permite plantar entre 200 y 600 árboles por hectárea, y una vida útil superior a los 40 años, siendo apto para mecanización. El Superintensivo alcanza hasta 2000 árboles/ha en forma de seto, con una vida útil de 12-14 años, totalmente mecanizado.
Según la Asociación Española de Municipios del Olivo, el 76% del olivar español es tradicional (52% mecanizable y 24% no mecanizable), 22% intensivo y 2% superintensivo.
La elección del sistema dependerá de la disponibilidad de agua, luz, tipo de terreno y variedad de olivo. La densidad de plantación varía según el régimen de secano o regadío, siendo otoño y primavera las épocas más recomendables.
Los cuidados del olivar
Para obtener AOVE de máxima calidad, son necesarias labores como:
Poda: Fundamental para la productividad del árbol. Se realiza después de la cosecha, idealmente cada año, para eliminar ramas secas y permitir la entrada de luz.
Riego: El 95% del olivar es de secano, pero el riego por goteo controlado en primavera y verano puede aumentar considerablemente la producción.
Fertilización: A partir del segundo año en suelos fértiles. Se aplican nitrógeno, fósforo y potasio.
Fitosanitarios: Es vital identificar y tratar enfermedades como repilo o plagas como ácaros para garantizar la salud del olivo.
Además, es recomendable eliminar la maleza en primavera y verano o aplicar herbicidas antes del cuajado del fruto.
Estos cuidados se refieren al cultivo convencional. El cultivo ecológico exige prácticas específicas, que tratamos en otro artículo del blog.
¿Influye el sistema de cultivo en la calidad del AOVE?
No. La denominación de Aceite de Oliva Virgen Extra depende de los análisis químicos y organolépticos, no del sistema de cultivo. Un AOVE puede proceder tanto de olivos tradicionales como intensivos o superintensivos, de secano o regadío.
Lo que sí varía es el perfil sensorial. Por eso, en Origen Oliva seleccionamos exclusivamente AOVEs de calidad superior, de los mejores productores de Jaén, capital mundial del aceite.